El pasado 12 de junio se
conmemoro el día mundial contra el trabajo infantil, que es todo tipo de
actividad laboral que obstaculiza el desarrollo integral de niños y niñas. El trabajo
infantil daña, abusa y explota a la niñez, comprometiendo su educación, salud y
entrenamiento. Esta problemática social se manifestó en las zonas más pobres
del Perú.
El Perú, según el Centrode Estudios Sociales y Publicaciones (CESIP), es uno de los países con la más
alta tasa de trabajo infantil en Latinoamérica. Aproximadamente el 30% de niños
y niñas trabaja; en actividades que ponen en riesgo su integridad física y psicológica,
violando sus derechos a poder vivir su niñez a plenitud.
Aun vivimos en una
sociedad, donde los derechos de miles de niños y niñas no se respetan, el
estado debería hacer algo para que esta situación cambie, poner en agenda
luchar contra el trabajo infantil. El gobierno del presidente Ollanta Humala
debe preocuparse por los infantes, quienes son el presente y futuro del país.
En el Congreso igual deben
empezar a proponer y debatir proyectos de ley en contra del trabajo infantil. No
es suficiente con los programas sociales quienes riegan dinero sin rumbo
alguno. ¿Y Dónde quedan estos niños que trabajan por su padres, hermanas y por
ellos mismos? El futuro es incierto para quienes no disponen
de los recursos necesarios y necesitan del apoyo del estado.
Esperemos que el gobierno,
tanto el ejecutivo como el legislativo; empiecen a cambiar esta imagen del país
con la mayor tasa de niños laborando en las calles, ellos merecen el respeto,
dedicación, amor y una buena educativa. Ya es hora que nuestras autoridades se manifiesten
y demuestren que apuestan por un Perú Unido.
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